«La belleza es promesa de felicidad.»
Stendhal
Tamera Lyons, estudiante de primer curso de Pembleton:
No puedo creerlo. Visité el campus el año pasado, y no me dijeron nada de esto. Ahora vengo aquí y resulta que la gente quiere hacer que la cali sea un requisito de acceso. Una de las cosas que esperaba de la universidad es que me iba a poder librar de esto, ¿sabe?, para poder ser como todo el mundo. Si hubiera sabido que había aunque fuera una posibilidad de tener que conservarla, probablemente hubiera elegido otra universidad. Me siento como si me hubieran timado.
La semana que viene cumplo los dieciocho, y ese día voy a hacer que me apaguen la cali. Si votan para que sea un requisito, no sé lo que haré; quizá me cambie, no sé. Ahora mismo me apetece acercarme a la gente y decirle: «Votad no». Probablemente haya alguna campaña para la que pueda trabajar.
Maria de Souza, estudiante de tercer curso, presidenta de Estudiantes por la Igualdad Total (EIT):
Nuestro objetivo es muy sencillo. La universidad de Pembleton tiene un Código de Conducta Ética, creado por los propios estudiantes, y que todos los nuevos estudiantes acceden a cumplir cuando se inscriben. La iniciativa que apoyamos añadiría una cláusula al código, exigiendo que los estudiantes adopten la caliagnosia mientras asistan a la universidad.
Lo que nos ha llevado a hacer esto ahora es la aparición de una versión para spex de Visage. Ese programa que, cuando miras a la gente a través de tus spex, te muestra qué aspecto tendrían con cirugía estética. Se convirtió en una forma de entretenimiento para alguna gente, y muchos estudiantes de la universidad lo encontraban ofensivo. Cuando la gente comenzó a hablar de él como síntoma de un problema social más profundo, pensamos que había llegado el momento de que apoyásemos esta iniciativa.
Ese problema social más profundo es el aspectismo. Durante décadas la gente ha estado dispuesta a hablar de racismo y sexismo, pero aún no se decide a hablar de aspectismo. Sin embargo, este prejuicio contra las personas poco atractivas está increíblemente extendido. La gente lo hace sin que sea necesario enseñárselo, lo que ya es malo, pero en lugar de combatir esta tendencia, la sociedad moderna la refuerza.
Educar a la gente, aumentar su grado de concienciación sobre este tema… todo eso es fundamental, pero no suficiente. Ahí es donde entra la tecnología. La caliagnosia es una especie de madurez asistida. Te permite hacer lo que sabes que deberías hacer: hacer caso omiso a la superficie, y mirar más profundamente.
Creemos que es hora de que la cali se convierta en la norma. Hasta ahora el movimiento pro cali ha tenido una presencia mínima en los campus universitarios, como una más de las causas de interés particular. Pero Pembleton no es como otras universidades, y creo que los estudiantes aquí están listos para la cali. Si la iniciativa triunfa aquí, estaremos dando ejemplo a las demás universidades, y en última instancia, a toda la sociedad.
Joseph Weingartner, neurólogo:
La afección es lo que llamamos agnosia asociativa, diferente de la perceptiva. Eso quiere decir que no interfiere con la percepción visual, sólo con la habilidad para reconocer lo que se ve. Un caliagnósico percibe las caras perfectamente bien; él o ella puede notar la diferencia entre una barbilla puntiaguda y una huidiza, una nariz recta y una torcida, la piel sin manchas y con manchas. Él o ella simplemente no experimenta ninguna reacción estética ante esas diferencias.
La caliagnosia es posible gracias a la existencia de ciertas sendas neuronales en el cerebro. Todos los animales tienen criterios para evaluar el potencial reproductivo de posibles parejas, y han ido creándose circuitos neuronales para reconocer esos criterios. La interacción social humana está centrada en nuestros rostros, de forma que nuestros circuitos están especializados para detectar el potencial reproductivo de una persona tal y como se manifiesta en su rostro. El funcionamiento de ese circuito se experimenta como la sensación de que una persona es hermosa, o fea, o algo intermedio. Al bloquear las sendas neuronales dedicadas a evaluar esos rasgos, provocamos la caliagnosia.
Dados los frecuentes cambios de las modas, algunas personas no acaban de aceptar que existen marcadores absolutos de un rostro hermoso. Pero resulta que cuando se pide a personas de diferentes culturas que puntúen el atractivo de diversas fotos de rostros, emergen algunos patrones muy claros. Incluso los niños muy pequeños muestran las mismas preferencias por ciertas caras. Esto nos permite identificar ciertos rasgos que son comunes a la idea que todo el mundo tiene de un rostro hermoso.
Probablemente, el más obvio es la piel inmaculada. Es el equivalente al plumaje de colores brillantes en las aves o el pelaje lustroso en otros mamíferos. La piel sana es el mejor indicador de juventud y salud, y se considera valiosa en todas las culturas. El acné puede no ser nada importante, pero tiene el mismo aspecto que enfermedades más graves, y ésa es la razón por la que lo encontramos desagradable.
Otro rasgo es la simetría; quizá no seamos conscientes de las diferencias milimétricas entre el lado derecho y el izquierdo de una persona, pero los controles revelan que los individuos considerados más atractivos son también los más simétricos. Y aunque nuestros genes predisponen a la simetría, es muy difícil lograrla en términos de desarrollo; cualquier presión ambiental —como la escasa nutrición, las enfermedades, los parásitos— tiende a provocar asimetrías durante el crecimiento. La simetría implica resistencia a estas presiones.
Otros rasgos se relacionan con las proporciones faciales. Tendemos a sentirnos atraídos por las proporciones faciales más cercanas a la media de la población. Eso depende obviamente de la población de la que uno forme parte, pero estar cerca de la media indica habitualmente salud genética. Las únicas divergencias de la media que la gente encuentra consistentemente atractivas son las exageraciones de los caracteres sexuales secundarios.
Básicamente, la caliagnosia supone falta de respuesta ante estos rasgos; nada más. Los caliagnósicos no están ciegos ante las modas o los estándares culturales de belleza. Si el lápiz de labios negro se pone de moda, la caliagnosia no hace que lo olvides, aunque quizá no adviertas la diferencia entre rostros bonitos y rostros normales que usen ese lápiz de labios. Si todo el mundo a tu alrededor se burla de la gente con narices chatas, tú también acabas haciéndolo.
Así que la caliagnosia en sí misma no puede eliminar la discriminación basada en el aspecto. Lo que hace, en cierto sentido, es igualar las probabilidades; elimina la predisposición innata, la tendencia inicial que hace surgir esa discriminación. Ésa es la razón por la que, si lo que se desea es enseñar a la gente a hacer caso omiso al aspecto, ya no se trata de ir contracorriente. Idealmente, habría que empezar en un entorno donde todo el mundo haya adoptado la caliagnosia, y socializar a esa gente para que no valore el aspecto.
Tamera Lyons:
La gente me ha estado preguntando cómo era asistir a Saybrook, y crecer con la cali. Para ser sincera, no es gran cosa cuando eres pequeña; como se suele decir, aquello con lo que creces siempre te parece normal. Sabíamos que había algo que los demás podían ver y nosotros no, pero era sólo algo que nos producía curiosidad.
Por ejemplo, mis amigas y yo veíamos películas e intentábamos adivinar quién era realmente guapo y quién no. Decíamos que lo notábamos, pero en realidad no era así, no con sólo mirarles la cara. Nos basábamos en quién era el protagonista y quién su amigo; siempre se sabía que el protagonista era más guapo que el amigo. No sirve para el cien por cien de los casos, pero casi siempre se podía distinguir si estábamos viendo el tipo de película en la que el protagonista no era guapo.
Cuando te haces mayor es cuando comienza a molestarte. Si sales con gente de otros colegios, te sientes rara porque tienes cali y ellos no. No es que nadie le dé mucha importancia, pero te recuerda que hay algo que no puedes ver. Y entonces empiezas a pelearte con tus padres, porque te están impidiendo ver el mundo real. Pero nunca consigues convencerles.
Richard Hamill, fundador de la escuela Saybrook:
Saybrook surgió como consecuencia de nuestra cooperativa de vivienda. Teníamos unas dos docenas de familias en aquel momento, todas intentando establecer una comunidad basada en valores compartidos. Estábamos celebrando una reunión sobre la posibilidad de crear una escuela alternativa para nuestros hijos, y un padre mencionó el problema de la influencia de los medios de comunicación sobre sus hijos. Las adolescentes pedían cirugía estética para poder parecerse a las modelos. Los padres hacían lo que podían, pero no se puede aislar a los hijos del mundo; viven en una cultura obsesionada con la imagen.
Era más o menos por la época en que los últimos impedimentos legales a la caliagnosia fueron eliminados, y empezamos a hablar de ella. Vimos que la cali nos daba una oportunidad: ¿y si pudiéramos vivir en un entorno donde la gente no se juzgase por su aspecto? ¿Y si pudiésemos criar a nuestros hijos en ese entorno?
Al principio, la escuela era sólo para los hijos de las familias de la cooperativa, pero empezaron a surgir otras escuelas de caliagnosia, y enseguida la gente empezó a preguntar si podía apuntar a sus hijos sin sumarse a la cooperativa de vivienda. Al final organizamos Saybrook como escuela privada separada de la cooperativa, y uno de los requisitos fue que los padres adoptasen la caliagnosia durante el tiempo en que asistieran sus hijos. Ahora ha nacido aquí una comunidad de caliagnosia, todo gracias a la escuela.
Rachel Lyons:
El padre de Tamera y yo pensamos mucho en el tema antes de decidirnos a apuntarla a esa escuela.
Hablamos con la gente de la comunidad, y nos dimos cuenta de que nos gustaba su idea de la educación, pero lo que me convenció fue visitar la escuela.
Saybrook tiene un número de estudiantes con anomalías faciales mayor de lo normal: cáncer de hueso, quemaduras, afecciones congénitas. Sus padres se mudaron aquí para evitar que los otros niños les sometieran a ostracismo, y funciona. Recuerdo que en mi primera visita vi una clase de niños de doce años que votaban a su delegado, y eligieron a una niña que tenía cicatrices de quemaduras en un lado de la cara. Ella estaba maravillosamente satisfecha consigo misma, y era muy popular entre los niños que probablemente la habrían ignorado en cualquier otra escuela. Y pensé, éste es el tipo de entorno en el que quiero que crezca mi hija.
Siempre se ha dicho a las niñas que su valor está vinculado a su aspecto; sus logros siempre se magnifican si son bonitas y se hacen de menos si no lo son. Lo que es peor, algunas niñas captan el mensaje de que pueden ir por la vida confiando sólo en su aspecto, y entonces no llegan a desarrollar su mente. Yo no quería que Tamera estuviera sometida a ese tipo de influencia.
Ser bonita es fundamentalmente una cualidad pasiva; incluso cuando le dedicas tiempo, estás dedicándole tiempo a ser pasivo. Quería que Tamera se valorase por lo que podía hacer, tanto con su mente como con su cuerpo, no en términos de lo decorativa que fuese. No quería que fuese pasiva, y me satisface decir que no ha resultado serlo.
Martin Lyons:
No me importa si Tamera decide, como adulto, librarse de la cali. Nunca se trató de arrebatarle sus propias elecciones. Pero ya hay suficientes presiones en el mero hecho de pasar la adolescencia; las expectativas de tus amigos pueden aplastarte como un vaso de papel. Preocuparse por el aspecto de uno mismo es sólo una forma más de ser aplastado, y cualquier cosa que pueda aliviar esa presión es buena, en mi opinión.
Cuando eres mayor, estás mejor preparado para tratar el tema del aspecto personal. Estás más cómodo en tu propia piel, más seguro, más confiado. Es más probable que estés satisfecho con tu aspecto, seas atractivo o no. Por supuesto, no todo el mundo alcanza ese nivel de madurez a la misma edad. Algunas personas lo alcanzan a los dieciséis, y otras no lo hacen hasta que cumplen los treinta o más. Pero los dieciocho son la mayoría de edad legal, cuando todo el mundo tiene derecho a tomar sus propias decisiones, y lo único que puedes hacer es confiar en tu hijo y esperar lo mejor.
Tamera Lyons:
Ha sido un día más bien raro para mí. Bueno, pero raro. Acabo de hacer que me apaguen la cali esta mañana.
Apagarla fue fácil. La enfermera me pegó unos sensores y me hizo ponerme un casco, y me mostró una serie de fotos de caras. Luego tecleó un rato en su ordenador y me dijo: «He desconectado la cali», nada más.
Pensaba que quizá se sentía algo cuando sucedía, pero no es así. Luego me volvió a enseñar las fotos, para asegurarse de que funcionaba.
Cuando miré de nuevo las caras, algunas de ellas parecían… diferentes. Como si brillasen, o fuesen más vívidas, o algo así. Es difícil describirlo. La enfermera me enseñó luego los resultados de la prueba, y había mediciones de la amplitud de la dilatación de mis pupilas y de la conductividad eléctrica de mi piel y cosas de ésas.
Y con las caras que parecían diferentes, las medidas subían mucho. Me dijo que ésas era las caras bonitas.
Me dijo que empezaría a notar el aspecto de las caras de la gente enseguida, pero que me llevaría un tiempo reaccionar ante mi propio aspecto. Al parecer uno está demasiado acostumbrado a su propia cara para distinguirlo.
Y sí, cuando me miré por primera vez en el espejo, pensé que tenía exactamente el mismo aspecto. Desde que volví de la consulta, la gente que veo en el campus tiene un aspecto definitivamente distinto, pero aún no he notado ninguna diferencia en el mío. Me he estado mirando en el espejo todo el día. Durante un rato tuve miedo de ser fea, y de que en cualquier momento la fealdad aparecería, como una erupción o algo así. De forma que me he quedado mirándome en el espejo, esperando, y no ha sucedido nada. Así que imagino que probablemente no soy realmente fea, o me habría dado cuenta, pero eso quiere decir que tampoco soy realmente bonita, porque eso también lo habría notado. Así que supongo que eso quiere decir que soy absolutamente normal, ¿sabe?
Exactamente en la media. Supongo que no está mal.
Joseph Weingartner:
Provocar una agnosia supone simular una lesión cerebral específica. Lo hacemos con un fármaco programable llamado neurostat; puede imaginarlo como un anestésico altamente selectivo, cuya activación y objetivos están bajo control dinámico. Activamos o desactivamos el neurostat transmitiendo señales a través de un casco que se coloca el paciente. El casco también proporciona posiciones somáticas, de forma que las moléculas de neurostat puedan triangular su situación. Esto nos permite activar sólo el neurostat que se encuentra en una sección específica del tejido cerebral, y mantener en ese punto los impulsos nerviosos por debajo de un umbral determinado.
El neurostat fue originalmente diseñado para controlar los ataques de los epilépticos y para aliviar el dolor crónico; nos permite tratar incluso casos extremos de estas afecciones sin los efectos secundarios causados por las drogas que afectan a todo el sistema nervioso. Más adelante, se desarrollaron diferentes protocolos de neurostat como tratamiento para desórdenes obsesivo-compulsivos, los comportamientos adictivos, y otras afecciones. Al mismo tiempo, el neurostat se convirtió en una herramienta de investigación increíblemente valiosa para el estudio de la fisiología del cerebro.
Los neurólogos han estudiado tradicionalmente la especialización del funcionamiento cerebral observando las carencias que provocan diversas lesiones. Obviamente, esta técnica es limitada porque las lesiones causadas por heridas o enfermedades suelen afectar a múltiples áreas funcionales. En cambio, el neurostat puede ser activado en la más diminuta porción del cerebro, simulando efectivamente una lesión tan localizada que nunca sucedería naturalmente. Y cuando se desactiva el neurostat, la «lesión» desaparece y la función cerebral vuelve a la normalidad.
De esta forma, los neurólogos pudieron producir una amplia gama de agnosias. La más relevante aquí es la prosopagnosia, la incapacidad para reconocer a la gente por su rostro. Un prosopagnósico no puede reconocer a sus amigos o a sus familiares a menos que digan algo; ni siquiera puede identificar su propio rostro en una fotografía.
No es un problema cognitivo o de percepción; los prosopagnósicos pueden identificar a la gente por su peinado, ropa, colonia, incluso por sus andares. La carencia se restringe puramente a los rostros.
La prosopagnosia siempre ha sido la indicación más dramática de que nuestros cerebros tienen un circuito especial dedicado al procesamiento visual de los rostros; miramos los rostros de forma distinta a como miramos cualquier otra cosa. Y reconocer el rostro de alguien es sólo una de las tareas de procesamiento de rostros que realizamos; también hay circuitos relacionados dedicados a identificar expresiones faciales, e incluso a detectar cambios en la dirección de la mirada de otra persona.
Uno de los aspectos interesantes de los prosopagnósicos es que, aunque no pueden reconocer un rostro, siguen teniendo una opinión acerca de si es atractivo o no. Cuando se les pide que ordenen fotos de rostros por orden de atractivo, los prosopagnósicos ordenan las fotos más o menos de la misma forma en que lo hace cualquier otra persona. Los experimentos con neurostat han permitido a los investigadores identificar los circuitos responsables de la percepción de la belleza en los rostros, y así, fundamentalmente, inventar la caliagnosia.
Maria de Souza:
EIT ha conseguido que se instalen más cascos de programación de neurostat en la Oficina de Salud Estudiantil, y hemos hecho preparativos para que puedan ofrecer caliagnosia a todo el mundo que la quiera. Ni siquiera hay que pedir cita, se puede ir directamente. Estamos animando a todos los estudiantes a probarla, al menos durante un día, para ver de qué se trata. Al principio parece un poco extraño no considerar a nadie guapo o feo, pero al cabo del tiempo uno se da cuenta de que afecta muy positivamente a la interacción con los demás.
A mucha gente le preocupa que la cali pueda volverlos asexuales o algo así, pero la belleza física real es sólo una pequeña parte de lo que hace que una persona sea atractiva. No importa el aspecto de una persona, lo importante es cómo actúa esa persona; lo que dice y cómo lo dice, su comportamiento y su lenguaje corporal. Y cómo reacciona ante ti. A mí, una de las cosas que me atrae de un chico es que parezca interesado en mí. Es como un bucle de retroalimentación; te das cuenta de que te mira, luego él ve que le miras, y la cosa crece como una bola de nieve. La cali no cambia eso. Además de que hay toda una química de feromonas en acción; evidentemente la cali no la afecta.
Otra preocupación que suele tener la gente es que la cali haga que las caras de todo el mundo parezcan idénticas, pero eso tampoco es verdad. La cara de una persona siempre refleja su personalidad, y en todo caso la cali hace que eso quede más claro. ¿Conoce ese dicho sobre que, a cierta edad, uno es responsable de la cara que tiene? Con la cali, se aprecia realmente lo cierto que es. Algunas caras tienen un aspecto realmente vago, especialmente las jóvenes y convencionalmente bonitas. Sin su belleza física, esas caras son simplemente aburridas. Pero las caras que están llenas de personalidad tienen tan buen aspecto como siempre, quizá incluso mejor. Es como si se viera algo más esencial en ellas.
Alguna gente también pregunta por el control de la aplicación de las nuevas normas. No tenemos planes para hacer nada de eso. Ciertamente, existen programas que son bastante buenos para saber si una persona tiene cali o no, analizando las pautas de la mirada. Pero requieren muchos datos, y las cámaras de seguridad del campus no tienen tanto zoom. Todo el mundo tendría que llevar encima cámaras personales, y compartir los datos. Es posible, pero no es lo que buscamos. Creemos que una vez que los estudiantes prueben la cali, verán las ventajas por sí mismos.
Tamera Lyons:
¡Fíjate, soy guapa!
Vaya día. Cuando me desperté por la mañana me fui corriendo al espejo; era como el día de Navidad cuando era niña o algo así. Pero seguía sin ver nada; mi cara seguía pareciendo vulgar. Más tarde incluso (risas) intenté pillarme de improviso, acercándome como si nada al espejo, pero no funcionó. Así que me sentí más bien decepcionada, y me quedé, bueno, resignada a mi destino.
Pero luego, por la tarde, salí con mi compañera de cuarto, Ina, y otro par de chicas de la residencia. No le había dicho a nadie que me había hecho apagar la cali, porque quería acostumbrarme primero. Así que fuimos a un bar al otro lado del campus, uno donde no había estado antes. Estábamos sentados en una mesa, hablando, y me dediqué a mirar a mi alrededor, fijándome en el aspecto sin cali de la gente. Y vi a una chica que me miraba, y pensé: «Qué guapa es». Y entonces (risas), esto va a sonar muy tonto, entonces me di cuenta de que la pared de enfrente del bar era un espejo, y me estaba mirando a mí misma.
No puedo describirlo, sentí una inmensa sensación de alivio. ¡No podía parar de sonreír! Ina me preguntó qué me hacía tan feliz, pero yo me limité a sacudir la cabeza. Fui al cuarto de baño para poder mirarme un rato en el espejo.
Así que ha sido un buen día. ¡Me encanta mi aspecto! Ha sido un buen día.
Jeff Winthrop, estudiante de tercer curso, participando en un debate estudiantil:
Por supuesto, es una equivocación juzgar a las personas por su aspecto, pero esta «ceguera» no es la respuesta. Sólo la educación lo es.
La cali arrebata lo bueno junto con lo malo. No sólo funciona cuando existe la posibilidad de discriminación, sino que evita que se reconozca cualquier tipo de belleza. Hay muchas ocasiones en las que mirar una cara atractiva no hace daño a nadie. La cali no permite hacer esas distinciones, pero la educación sí.
Y sé que alguien dirá que qué pasa si la tecnología mejora. Quizá un día será posible insertar un sistema experto en el cerebro, uno que diga: «¿Es ésta una situación apropiada para percibir la belleza? Si lo es, disfrútala; si no, ignórala». ¿Estaría eso bien? ¿Sería eso la «madurez asistida» de la que se oye hablar a la gente?
No, no lo sería. No sería madurez; sería dejar que un sistema experto tomara las decisiones por ti. La madurez significa ver las diferencias, pero darse cuenta de que no importan. No hay un atajo tecnológico para eso.
Adesh Singh, estudiante de tercer curso, participando en un debate estudiantil:
Nadie habla de dejar que sea un sistema experto el que tome tus decisiones. Lo que hace que la cali sea ideal es precisamente que es un cambio mínimo. La cali no decide en tu lugar; ni impide que hagas nada. Y en cuanto a la madurez, se demuestra madurez eligiendo la cali en primer lugar.
Todo el mundo sabe que la belleza física no tiene nada que ver con el mérito; eso es lo que se ha conseguido mediante la educación. Pero incluso con las mejores intenciones del mundo, la gente no ha dejado de practicar el aspectismo. Intentamos ser imparciales, intentamos no dejar que el aspecto de una persona nos afecte, pero no podemos reprimir nuestras respuestas automáticas, y cualquiera que diga que sí está confundiendo sus deseos con la realidad. Preguntaos a vosotros mismos: ¿acaso no reaccionáis de forma diferente cuando conocéis a una persona atractiva y cuando conocéis a una persona no atractiva?
Todos los estudios sobre este tema arrojan los mismos resultados: el aspecto ayuda a la gente a progresar.
No podemos evitar pensar que la gente guapa es más competente, más honrada y más meritoria que los demás.
Nada de esto es cierto, pero su aspecto nos da esa impresión de todas formas.
La cali no te ciega ante nada; la belleza es lo que te ciega. La cali te permite ver.
Tamera Lyons:
Bueno, he estado mirando a chicos guapos en el campus. Es divertido; extraño, pero divertido. Por ejemplo, estaba en el comedor el otro día, y vi a un tío en otra mesa, no sabía su nombre, pero no podía de dejar de volverme para mirarle. No puedo describir nada específico de su cara, pero parecía mucho más llamativa que la de los demás.
Era como si su cara fuera un imán, y mis ojos la aguja de la brújula.
Y después de mirarle un rato, me pareció muy fácil imaginar que era un tío simpático. No sabía nada sobre él, ni siquiera podía oír lo que estaba diciendo, pero quería conocerle. Era un poco raro, pero definitivamente no es nada malo.
De un programa de EduNoticias, en la Cadena Universitaria Americana:
Últimas noticias sobre la iniciativa sobre caliagnosia de la universidad de Pembleton. EduNoticias ha recibido pruebas de que la empresa de relaciones públicas Wyatt/Hayes pagó a cuatro estudiantes de Pembleton para que disuadieran a sus compañeros de clase de que votasen a favor de la iniciativa, sin que comunicasen sus afiliaciones. Las pruebas incluyen un memorando interno de Wyatt/Hayes que propone que se busquen «estudiantes atractivos con altas tasas de popularidad», y resguardos de pagos de la agencia a los estudiantes de Pembleton.
Los archivos fueron enviados por los Guerreros SemioTécnicos, un grupo de provocación cultural acusado de numerosos actos de vandalismo en los medios de comunicación.
Cuando se le pidió su punto de vista sobre el caso, Wyatt/Hayes emitió un comunicado lamentando la violación de sus sistemas informáticos internos.
Jeff Winthrop:
Sí, es cierto, Wyatt/Hayes me pagó, pero no se trataba de un patrocinio; nunca me dijeron lo que tenía que decir. Sólo me facilitaron dedicar más tiempo a la campaña anti cali, que es lo que hubiera hecho de todas formas si no hubiera necesitado ganar dinero con tutorías. Lo único que he hecho es expresar mi opinión sincera: creo que la cali es una mala idea.
Un par de personas de la campaña anti cali me han pedido que no siga hablando públicamente sobre el tema, porque creen que haría daño a la causa. Siento que piensen eso, porque esto es sólo un ataque ad hominem.
Si mis argumentos tenían sentido antes, esto no debería cambiar nada. Pero me doy cuenta de que algunas personas no pueden hacer esas distinciones, y haré lo que sea mejor para la causa.
Maria de Souza:
Realmente, esos estudiantes deberían haber comunicado sus afiliaciones; todos conocemos a gente que son patrocinios ambulantes. Pero ahora, siempre que alguien critica la iniciativa, la gente le pregunta si le están pagando. Las consecuencias están claramente dañando a la campaña anti cali.
Creo que es halagador que alguien se esté tomando tanto interés en la iniciativa como para contratar a una empresa de relaciones públicas. Siempre hemos esperado que su promulgación influyera en la gente de otras universidades, y esto quiere decir que las corporaciones piensan lo mismo.
Hemos invitado al presidente de la Asociación Nacional de Caliagnosia para que hable en el campus. Antes no estábamos seguros de si queríamos involucrar a los miembros a nivel nacional, porque ponen el énfasis en cosas distintas a las nuestras; ellos se dirigen más hacia los usos de la belleza en los medios de comunicación, mientras que la EIT está más interesado en el tema de la igualdad social. Pero dada la forma en que reaccionaron los estudiantes ante lo que hizo Wyatt/Hayes, está claro que el tema de la manipulación de los medios tiene la capacidad de llevarnos a donde queremos ir. Nuestra mejor oportunidad de conseguir que la iniciativa sea promulgada es aprovechar la furia contra los publicistas. La igualdad social vendrá luego.
Del discurso en Pembleton de Walter Lambert, presidente de la Asociación Nacional de Caliagnosia:
Piensen en la cocaína. En su forma natural, como hojas de coca, es agradable, pero no hasta el extremo de convertirse en un problema. Pero si se refina y se purifica, se obtiene un compuesto que asalta los receptores de placer con una intensidad nada natural. Es entonces cuando se vuelve adictiva.
La belleza ha pasado por un proceso similar, gracias a los publicistas. La evolución nos dio un circuito que responde ante el buen aspecto —llamémosle el receptor de placer de nuestro córtex visual—, y en nuestro entorno natural, era algo útil. Pero tomemos a alguien con una piel y una estructura ósea que sólo se encuentren en una persona entre un millón, añadamos maquillajes y retoques profesionales, y ya no estamos viendo belleza en su forma natural. Se trata de belleza de nivel farmacológico, la cocaína del buen aspecto.
Los biólogos llaman a esto «estímulo supernormal»; si se le da a un pájaro un huevo gigante de plástico, lo incubará en lugar de sus propios huevos de verdad. Madison Avenue ha saturado nuestro entorno con este tipo de estímulos, esta droga visual. Nuestros receptores de belleza reciben más estimulación que de la que están preparados para soportar; obtienen más en un solo día que todo lo que recibieron nuestros antepasados en toda su vida. Y el resultado es que la belleza está arruinando poco a poco nuestras vidas.
¿Cómo? De la misma forma en que la droga se convierte en un problema: interfiriendo en nuestras relaciones con otras personas. Nos sentimos insatisfechos con el aspecto de la gente normal porque no pueden compararse con las supermodelos. Las imágenes bidimensionales ya son graves, pero ahora, con las spex, los publicistas pueden poner una supermodelo justo delante de ti, mirándote a los ojos. Las compañías de software ofrecen diosas que te recuerdan las citas. Todos hemos oído hablar de hombres que prefieren novias virtuales a las reales, pero ellos no son los únicos que se ven afectados. Cuanto más tiempo pasamos rodeados de preciosas apariciones digitales, más se resienten nuestras relaciones con los seres humanos reales.
No podemos evitar ver estas imágenes y seguir viviendo en el mundo moderno. Y eso significa que no podemos quitarnos este vicio, porque la belleza es una droga de la que no puedes pasarte a menos que, literalmente, mantengas los ojos cerrados todo el tiempo.
Hasta ahora. Ahora puedes conseguir otro par de párpados, uno que bloquea esta droga, pero que te permite ver. Y eso es la caliagnosia. Algunas personas dicen que es excesiva, pero yo digo que es suficiente. Se está usando la tecnología para manipularnos a través de nuestras reacciones emocionales, así que es de justicia que la usemos también para protegernos.
Ahora mismo tienen una oportunidad de causar un impacto enorme. El cuerpo estudiantil de Pembleton siempre ha estado a la vanguardia de todos los movimientos progresistas; lo que decidan aquí se convertirá en un ejemplo para los estudiantes de todo el país. Al promulgar esta iniciativa, al adoptar la caliagnosia, estarán enviando el mensaje a los publicistas de que los jóvenes ya no están dispuestos a ser manipulados.
De un programa de EduNoticias:
Tras el discurso del presidente de la ANC, Walter Lambert, las encuestas muestran que el 54% de los estudiantes de Pembleton apoya la iniciativa de la caliagnosia. Las encuestas por todo el país muestran que una media del 28% de los estudiantes apoyaría una iniciativa similar en su universidad, lo que supone un aumento del 8% respecto al mes pasado.
Tamera Lyons:
Creo que se pasó mucho con esa comparación con la cocaína. ¿Conocen a alguien que robe cosas y las venda para poder conseguir su siguiente chute de publicidad?
Pero imagino que tiene razón en que la gente de los anuncios es mucho más guapa que en la vida real. No es que tengan un mejor aspecto que la gente en la vida real, sino que parecen guapos de forma distinta.
Por ejemplo, estaba en la tienda del campus el otro día, y necesitaba revisar mi correo electrónico, y cuando me puse las spex vi un póster que pasaba un anuncio. Era de algún champú, creo que Jouissance. Lo había visto antes, pero sin cali era diferente. La modelo era… No podía apartar la vista de ella. No quiero decir que sintiera lo mismo que cuando vi al chico guapo del comedor; no era como si quisiera conocerla. Era más como… ver una puesta de sol, o fuegos artificiales.
Me quedé ahí parada y vi el anuncio como cinco veces, sólo para poder mirarla un poco mas. No pensaba que un ser humano pudiera parecer tan espectacular, ¿sabe?
Pero no es como si fuera a dejar de hablar con la gente para poder mirar anuncios con mis spex todo el tiempo. Mirarlos es muy intenso, pero es una experiencia totalmente diferente de mirar a una persona real. Y tampoco es que quiera ir inmediatamente a comprar todo lo que venden. Ni siquiera presto atención a los productos. Sólo creo que son preciosos.
Maria de Souza:
Si hubiera conocido antes a Tamera, quizá hubiera intentado convencerla de que no se apagase la cali.
Dudo que lo hubiera conseguido; parece tener muy clara su decisión. Aun así, es un ejemplo perfecto de las ventajas de la cali. No se puede dejar de notar cuando se habla con ella. Por ejemplo, en un cierto momento le dije la suerte que tenía, y ella me dijo: «¿Porque soy guapa?». ¡Y estaba siendo completamente sincera! Como si estuviera hablando de su altura. ¿Puede imaginarse a una mujer sin cali diciendo eso?
Tamera está completamente satisfecha con su aspecto; no es vanidosa ni se siente insegura, y puede describirse como guapa sin avergonzarse.
Entiendo que ella es muy bonita, y en muchas mujeres con ese aspecto puedo ver algo en su comportamiento… un atisbo de ostentación. Tamera no lo tiene. O si no, muestran falsa modestia, que también es fácil de percibir, pero Tamera tampoco hace eso, porque realmente es modesta. No hay forma de que pudiera ser así de no haber crecido con cali. Sólo espero que siga igual.
Annika Lindstrom, estudiante de segundo curso:
Creo que esto de la cali es una idea malísima. Me gusta que los chicos se fijen en mí, y me sentiría muy decepcionada si dejaran de hacerlo.
Creo que todo ese asunto es sólo una forma para que la gente que, sinceramente, no es demasiado guapa, intente hacerse sentir mejor. Y la única forma en que pueden hacerlo es castigando a la gente que tiene lo que a ellos les falta. Y eso es injusto.
¿Quién no querría ser guapo si pudiera? Pregunten a cualquiera, pregunten a la gente que está detrás de esto, y apuesto que todos dirán que sí. Por supuesto, ser guapa quiere decir que a veces los idiotas te dan la lata.
Siempre hay idiotas, pero eso es parte de la vida. Si los científicos pudieran idear una forma de apagar el circuito de idiotez de los cerebros de los hombres, yo estaría absolutamente a favor.
Jolene Carter, estudiante de tercer curso:
Voy a votar a favor de la iniciativa, porque creo que sería un alivio si todo el mundo tuviera cali.
La gente es agradable conmigo por mi aspecto, y a una parte de mí le gusta eso, pero otra parte se siente culpable porque no he hecho nada para merecerlo. Y por supuesto, es agradable que los hombres me presten atención, pero puede ser realmente difícil establecer una conexión auténtica con alguien. Cuando me gusta un chico, siempre me pregunto cuánto le intereso yo, y cuánto le interesa mi aspecto. Puede ser difícil de notar, porque todas las relaciones son maravillosas al comienzo, ¿verdad? Sólo después se averigua si se puede estar realmente a gusto con el otro. Eso me pasó con mi último novio. No estaba contento conmigo si yo no tenía un aspecto fabuloso, así que nunca podía relajarme de verdad. Pero para cuando me di cuenta de eso, ya había intimado con él, así que me hizo mucho daño encontrarme con que no estaba viendo a mi yo real.
Y luego está la cuestión de cómo se siente una entre otras mujeres. No creo que a la mayoría de las mujeres les guste, pero siempre están comparando su aspecto con el de todas las demás. A veces siento que estoy en un concurso, y no quiero.
Una vez pensé en hacerme la cali, pero no me pareció que fuera a servir de nada a menos que todo el mundo lo hiciese también; hacérmela yo no iba a cambiar la forma en que me tratan los demás. Pero si todo el mundo en el campus tuviera cali, yo me la haría gustosamente.
Tamera Lyons:
Estaba enseñándole a mi compañera de cuarto, Ina, el álbum de fotos del instituto, y llegamos a las fotos de Garrett, mi ex, y yo. Ina me pregunta sobre él, y le cuento todo. Le estaba diciendo que estuvimos juntos todo el último curso, y que le quería mucho, y que yo quería que siguiésemos juntos, pero él quería tener libertad para salir con otras chicas cuando fuera a la universidad. Y entonces ella dijo: «¿Me estás diciendo que él cortó contigo?».
Me costó un rato convencerla de que podía decirme lo que sucedía; ella me hizo prometerle dos veces que no me iba a enfadar. Al final me dijo que Garrett no es precisamente guapo. Yo pensaba que él debía ser normal, porque no parecía realmente muy diferente después de que me apagasen la cali. Pero Ina dijo que estaba definitivamente por debajo de la media.
Encontró unas fotos de un par de chicos que según ella se le parecían, y en ellas pude ver que no son guapos. Sus caras parecen más bien bobas. Luego volví a mirar la foto de Garrett, y supongo que tiene algunos de esos rasgos, pero en él parecen monos. Al menos me lo parecen a mí.
Supongo que es cierto eso que dicen: el amor es un poco como la cali. Cuando quieres a alguien, no ves realmente su aspecto. Yo no veo a Garrett como los demás, porque aún siento algo por él.
Ina dijo que no podía creer que alguien con su aspecto pudiera cortar con alguien con el mío. Dijo que en una escuela sin cali probablemente no habría podido salir conmigo. Como si no estuviéramos al mismo nivel.
Me resulta raro pensar eso. Cuando Garrett y yo estábamos saliendo, yo siempre pensaba que estábamos hechos el uno para el otro. No quiero decir que crea en el destino, sino sólo que pensaba que había algo que realmente encajaba entre nosotros. Así que la idea de que podríamos haber estado en la misma escuela, pero no haber salido juntos si no hubiéramos tenido la cali, me parece extraña. Y sé que Ina no puede saberlo con seguridad. Pero yo tampoco puedo estar segura de que ella esté equivocada.
Y quizá eso quiere decir que debería estar contenta de haber tenido la cali, porque eso hizo posible que Garrett y yo estuviésemos juntos. No lo sé.
De un programa de EduNoticias:
Los sitios de Internet de una docena de organizaciones estudiantiles de caliagnosia de todo el país han sido asaltados hoy en un ataque coordinado de denegación de servicio. Aunque nadie ha reclamado la autoría, hay quien sugiere que los atacantes han tomado represalias por el incidente del mes pasado en el que el sitio de la Asociación Americana de Cirugía Estética fue sustituido por un sitio de caliagnosia.
Mientras tanto, los Guerreros SemioTécnicos anunciaron la distribución de un nuevo virus informático, Dermatología. Este virus ha comenzado a infectar servidores de video de todo el mundo, alterando los programas de forma que los rostros y los cuerpos muestren afecciones como acné y varices.
Warren Davidson, estudiante de primer curso:
Ya había pensado en probar la cali antes, cuando estaba en el instituto, pero nunca supe cómo decírselo a mis padres. Así que cuando comenzaron a ofrecerla aquí, pensé que podría probarla. (Se encoge de hombros.) No está mal.
En realidad, está bien. (Pausa.) Siempre he detestado mi aspecto. Durante una temporada en el instituto no podía soportar mirarme en el espejo. Pero con la cali, ya no me importa tanto. Sé que tengo el mismo aspecto para los demás, pero eso no me parece tan grave como antes. Me siento mejor simplemente cuando no me acuerdo de que algunas personas son mucho más guapas que otras. Por ejemplo: estaba ayudando a una chica en la biblioteca con un problema de su tarea de matemáticas, y después me di cuenta que es alguien a quien habitualmente consideraría bonita. Normalmente me hubiese sentido muy nervioso por estar cerca de ella, pero con la cali era fácil hablarle.
Quizá piensa que parezco un bicho raro, no sé, pero la cosa es que, cuando hablaba con ella, yo no pensaba que mi aspecto era extraño. Antes de hacerme la cali, creo que me sentía incómodo conmigo mismo, y eso empeoraba las cosas. Ahora estoy más relajado.
No es como si de repente me sintiera de maravilla conmigo mismo, ni nada de eso, y estoy seguro de que para otras personas la cali no serviría de nada, pero a mí me permite no sentirme tan mal como antes. Y eso ya es algo.
Alex Biblescu, profesor de estudios religiosos en Pembleton:
Algunas personas han desestimado rápidamente todo el debate sobre la caliagnosia como si fuera algo superficial, como una discusión sobre el maquillaje o sobre quién liga y quién no. Pero si se considera adecuadamente, se trata de algo mucho más profundo. Refleja una ambivalencia muy vieja sobre el cuerpo, una que ha sido parte de la civilización occidental desde la Antigüedad.
Verán, los cimientos de nuestra cultura provienen de la Grecia clásica, donde la belleza física y el cuerpo eran celebrados. Pero nuestra cultura también está completamente permeada por la tradición monoteísta, que desprecia el cuerpo en favor del alma. Estos viejos impulsos en conflicto han vuelto a ponerse de manifiesto, esta vez en el debate sobre la caliagnosia.
Sospecho que la mayoría de los partidarios de la cali se consideran liberales seculares y modernos, y no admitirían que están influidos por el monoteísmo en forma alguna. Pero consideren quién más apoya la caliagnosia: los grupos religiosos conservadores. Hay comunidades de las tres principales religiones monoteístas, judíos, cristianos y musulmanes, que han comenzado a utilizar la cali para hacer que sus miembros más jóvenes resistan el atractivo de los forasteros. Esta coincidencia no es casual. Los partidarios liberales de la cali puede que no usen palabras como «resistir las tentaciones de la carne», pero a su propia manera, están siguiendo la misma tradición de desprecio por lo físico.
En realidad, los únicos partidarios de la cali que pueden afirmar de forma creíble que no están influidos por el monoteísmo son los budistas neomentales. Se trata de una secta que considera la caliagnosia como un paso hacia el pensamiento iluminado, porque elimina la percepción de las distinciones ilusorias. Pero la secta neomental está abierta al uso en sentido amplio de neurostat como ayuda para la meditación, lo que constituye una postura radical de un tipo completamente diferente. Dudo que encuentren muchos liberales modernos o monoteístas conservadores que simpaticen con ella.
Así pues, este debate no trata sólo sobre los anuncios y los cosméticos, sino que trata de determinar cuál es la relación apropiada entre la mente y el cuerpo. ¿Nos realizamos más cuando minimizamos la parte física de nuestra naturaleza? Eso, como convendrán ustedes, es una pregunta muy profunda.
Joseph Weingartner:
Después de que se descubriese la caliagnosia, algunos investigadores se preguntaron si sería posible crear una condición análoga que hiciera que el sujeto se volviese ciego ante la raza o la etnicidad. Ha habido una serie de intentos de obstaculizar diversos niveles de discriminación por categorías junto al reconocimiento facial, y ese tipo de cosas, pero las carencias resultantes han sido siempre insatisfactorias. Lo normal era que los sujetos de experimentación fueran sencillamente incapaces de distinguir entre individuos parecidos. Un experimento llegó a producir una variante benigna del síndrome de Fregoli, provocando que el sujeto confundiese a cada persona que encontraba con un miembro de su familia. Por desgracia, tratar a todo el mundo como un hermano no es deseable en un sentido tan literal.
Cuando los tratamientos de neurostat para problemas como el comportamiento compulsivo se extendieron, mucha gente pensó que la «programación mental» había llegado finalmente. La gente preguntó a sus médicos si podían adquirir los mismos gustos sexuales que sus parejas. Los propietarios de imperios de comunicación se preocuparon por la posibilidad de programar la lealtad a un gobierno o a una corporación, o la creencia en una ideología o una religión.
El hecho es que no tenemos acceso en absoluto al contenido de los pensamientos de ninguna persona.
Podemos moldear aspectos generales de la personalidad, podemos hacer cambios coherentes con la especialización natural del cerebro, pero estos ajustes son extremadamente bastos. No hay una senda neuronal que se ocupe específicamente del resentimiento contra los inmigrantes, como no la hay para la doctrina marxista o el fetichismo por los pies. Si alguna vez conseguimos la auténtica programación mental, podremos crear una «ceguera racial», pero hasta entonces, la educación es nuestra mejor opción.
Tamera Lyons:
Hoy tuve una clase interesante. En Historia de las Ideas, tenemos un profesor ayudante llamado Anton, y nos estaba diciendo que muchas de las palabras que usamos para describir a una persona atractiva eran palabras para la magia. Como la palabra «encanto», que originalmente significaba hechizo mágico, y la palabra «glamour».
Y es evidente con palabras como «encantador» o «hechizante». Y cuando dijo eso, pensé que sí, que así es: ver a una persona realmente atractiva es como que te echen un hechizo.
Y Anton decía que uno de los usos primarios de la magia era crear amor y deseo en alguien. Y eso tiene todo el sentido del mundo, cuando piensas en las palabras «encanto» y «glamour». Porque ver la belleza es como amar. Uno siente que está enamorado de una persona realmente atractiva simplemente con mirarla.
Y he estado pensando que quizá haya una forma de volver con Garrett. Porque si Garrett no tuviera cali, quizá volvería a enamorarse de mí. ¿Recuerdan que dije antes que quizá la cali era lo que nos había permitido salir juntos? Bueno, quizá la cali es en realidad lo que ahora nos ha separado. Quizá Garrett quisiera volver a estar conmigo si viera cuál es mi auténtico aspecto.
Garrett cumplió los dieciocho en verano, pero no hizo que le apagasen la cali porque no pensaba que fuera importante. Ahora va a Northrop. Así que le llamé, sólo como amiga, y hablando de esto y de aquello, le pregunté qué pensaba de la iniciativa de cali aquí en Pembleton. Dijo que no sabía a qué venía todo el jaleo, y entonces le dije lo contenta que estaba de no tener la cali, y le dije que debería probarlo, para que pudiera juzgar a las dos partes. Dijo que eso tenía sentido. Fingí no darle mucha importancia, pero me sentí emocionada.
Daniel Taglia, profesor de literatura comparada de Pembleton:
La iniciativa estudiantil no se aplica al profesorado, pero obviamente si se aprueba habrá presiones para que los profesores adopten la caliagnosia también. Así que no considero prematuro decir que estoy firmemente en contra.
Éste es sólo el último ejemplo de hasta dónde ha llegado la corrección política. Las personas que apoyan la cali tienen buenas intenciones, pero lo que están haciendo es infantilizarnos. La propia idea de que la belleza es algo de lo que necesitamos ser protegidos es insultante. Lo siguiente será que una organización estudiantil insistirá en que adoptemos agnosia a la música, para que no nos sintamos mal por nuestras escasas dotes cuando oigamos a buenos cantantes o músicos.
Cuando ven competir a los atletas olímpicos, ¿acaso sufre su autoestima? Claro que no. Por el contrario, sentimos maravilla y admiración; nos inspira saber que existen individuos tan excepcionales. Así que, ¿por qué no podemos sentir lo mismo por la belleza? El feminismo desearía que nos disculpásemos por tener esa reacción.
Quiere reemplazar la estética por la política, y en la medida en que lo ha conseguido, nos ha empobrecido.
Estar en presencia de una de las mayores bellezas del mundo puede ser tan emocionante como escuchar a una de las mejores sopranos del mundo. Los individuos dotados no son los únicos que se benefician de sus dones; todos los hacemos. O más bien debería decir que todos podemos. Privarnos a nosotros mismos de esa oportunidad sería un crimen.
Anuncio pagado por Ciudadanos para la Nanomedicina Ética:
Narrador: ¿Tus amigos te han estado diciendo que la cali mola, que es lo más inteligente que puedes hacer?
Entonces quizá deberías hablar con gente que haya crecido con cali.
«Después de hacer que me apagasen la cali, me eché atrás la primera vez que vi a una persona poco atractiva. Sabía que era una tontería, pero no podía evitarlo. La cali no me ayudó a madurar; impidió que madurase.
Tuve que volver a aprender cómo interactuar con la gente.»
«Fui a la escuela para convertirme en artista gráfico. Trabajé día y noche, pero nunca obtuve buenos resultados. Mi profesor decía que no tenía buen ojo, que la cali me había incapacitado estéticamente. No hay forma de recuperar lo que he perdido.»
«Tener la cali era como tener a mis padres dentro de mi cabeza, censurando mis pensamientos. Ahora que me la he hecho apagar, me doy cuenta de que estaba sometido a un auténtico abuso.»
Narrador: Si la gente que creció con caliagnosia no la recomienda, ¿no debería eso decirte algo?
Ellos no tuvieron elección, pero tú sí. Una lesión cerebral nunca es una buena idea, digan lo que digan tus amigos.
Maria de Souza:
Nunca habíamos oído hablar de Ciudadanos para la Nanomedicina Ética, así que hicimos algunas averiguaciones. Nos llevó cierto esfuerzo, pero resulta que no es una organización de base en absoluto, sino una fachada de los encargados de relaciones públicas de la industria. Un grupo de empresas de cosméticos se unieron hace poco para crearla. No hemos podido contactar con la gente que aparece en el anuncio, así que no sabemos cuánto de lo que decían era cierto, si es que algo lo era. Incluso si estaban siendo sinceros, ciertamente no son típicos; la mayor parte de la gente que se hace apagar la cali se siente perfectamente. Y desde luego, hay artistas gráficos que crecieron con cali.
Esto me recuerda a un anuncio que vi hace tiempo, pagado por una agencia de modelos cuando el movimiento pro cali estaba empezando. Era sólo una foto de la cara de una supermodelo, con la frase: «Si ya no la consideraras bella, ¿quién saldría perdiendo? ¿Ella o tú?». Esta nueva campaña tiene el mismo mensaje, que dice básicamente «lo lamentarás», pero en lugar de adoptar esa actitud presumida, tiene un tono preocupado y de advertencia. Es un ejercicio clásico de relaciones públicas: te escondes detrás de un nombre que suene bien, y creas la impresión de que eres un grupo ajeno que vigila el interés de los consumidores.
Tamera Lyons:
A mí ese anuncio me pareció perfectamente idiota. No es que esté a favor de la iniciativa, no quiero que la gente vote a favor, pero la gente no debería votar contra ella por la razón equivocada. Crecer con cali no es una minusvalía. No hay razón para que nadie sienta pena por mí ni nada de eso. Yo me las apaño muy bien. Y ésa es la razón por la que creo que la gente debería votar contra la iniciativa: porque ver la belleza está muy bien.
En todo caso, volví a hablar con Garrett. Me dijo que acababa de ir a que le apagasen la cali. Decía que hasta ahora todo le parecía bastante bien, aunque era un poco raro, y le dije que yo sentí lo mismo cuando me desactivaron la mía. Imagino que es curioso, en cierta forma, que yo actuase como veterana, aunque sólo llevo unas semanas con la mía apagada.
Joseph Weingartner:
Una de las primeras preguntas que los investigadores se hicieron sobre la caliagnosia fue si tiene algún efecto secundario, es decir, si afecta a la apreciación de la belleza en casos distintos de los rostros. En su mayor parte, la respuesta parece ser que no. Los caliagnósicos parecen disfrutar contemplando las mismas cosas que el resto de la gente. Dicho esto, no podemos descartar completamente la posibilidad.
Como ejemplo, pensemos en los efectos que se observan en los prosopagnósicos. Un prosopagnósico que era granjero se dio cuenta de que ya no podía distinguir a sus vacas entre sí. Otro tenía dificultades para distinguir modelos de coches, fíjense qué cosas. Estos casos sugieren que a veces usamos nuestro módulo de reconocimiento facial para otras tareas diferentes del reconocimiento estricto de rostros. Puede que no pensemos que algo se parece a una cara, por ejemplo, un coche, pero a nivel neurológico lo estamos tratando como si fuera una cara.
Puede haber efectos secundarios parecidos entre los caliagnósicos, pero puesto que la caliagnosia es más sutil que la prosopagnosia, cualquier efecto es más difícil de apreciar. El papel de la moda en el aspecto de los coches, por ejemplo, es mucho mayor que en el aspecto de los rostros, y hay poco consenso acerca de qué coches son más atractivos. Es posible que exista algún caliagnósico que no disfrute contemplando determinados coches tanto como podría, pero no ha protestado.
Luego está el papel del módulo de reconocimiento de belleza en nuestra reacción estética ante la simetría.
Apreciamos la simetría en una amplia gama de entornos, pintura, escultura, diseño gráfico, pero al mismo tiempo también apreciamos la asimetría. Hay muchos factores que contribuyen a nuestra reacción ante el arte, y no existe demasiado consenso acerca de cuándo un ejemplo concreto es atractivo.
Puede ser interesante indagar si las comunidades caliagnósicas producen menos artistas visuales de auténtico talento, pero dado que entre la población general surgen muy pocos individuos de ese tipo, es difícil realizar un estudio estadísticamente significativo. Lo único que sabemos con seguridad es que los caliagnósicos constatan una reacción más tibia ante ciertos retratos, pero ése no es en sí un efecto secundario; los retratos derivan al menos parte de su impacto del aspecto facial del sujeto retratado.
Por supuesto, un efecto mínimo ya es excesivo para algunas personas. Ésta es la razón que dan algunos padres para no desear la caliagnosia para sus hijos: quieren que sus hijos sean capaces de apreciar la Mona Lisa, por ejemplo, y quizá crear su sucesora.
Marc Esposito, estudiante de cuarto curso de la universidad de Waterston:
Esa cosa en Pembleton parece una auténtica locura. Me puedo imaginar hacerlo como preparativo para una broma pesada. Ya saben, apañar la cita de un chico con una tía, y decirle que es una preciosidad, pero en realidad le has buscado un monstruo, y como no puede distinguirlas, te cree. Eso sería bastante divertido.
Pero desde luego, yo no me haría la cali ésta. Quiero salir con chicas guapas. ¿Por qué iba a querer algo que redujera mis exigencias? Claro, desde luego, algunas noches todas las preciosidades están ocupadas, y hay que elegir las sobras. Pero para eso está la cerveza, ¿no? Eso no quiere decir que yo quiera estar borracho todo el tiempo.
Tamera Lyons:
Así que anoche Garrett y yo hablamos por teléfono de nuevo, y le pregunté si quería cambiar a video para que pudiéramos vernos. Y él dijo que sí, así que lo hicimos.
Yo hice como que no le daba mucha importancia, pero en realidad había pasado mucho tiempo preparándome. Ina me está enseñando a ponerme maquillaje, pero todavía no lo hago demasiado bien, así que conseguí ese programa que hace que parezca que llevas maquillaje. Lo puse al mínimo, y creo que se notaba la diferencia en mi aspecto. Quizá me pasé, no sé cuánto lo notaría Garrett, pero quería estar segura de tener el mejor aspecto posible.
En cuanto cambiamos a video, vi que reaccionaba. Fue como si sus ojos se hicieran más grandes. Y dijo:
«Estás muy guapa». Y yo dije: «Gracias». Luego se volvió tímido, e hizo bromas sobre su aspecto, pero le dije que a mí me gustaba.
Hablamos un rato por video, y todo el tiempo yo era consciente de que me miraba. Eso me gustó. Creo que él estaba pensando que quizá quería que volviéramos a estar juntos, pero a lo mejor me lo estaba imaginando.
Quizá la próxima vez que hablemos le sugiera que venga a visitarme un fin de semana, o que yo podría ir a visitarle a Northrop. Eso estaría bien. Aunque tengo que estar segura de que podré maquillarme sola antes.
Sé que no hay garantías de que quiera volver conmigo. Apagarme la cali no me hizo quererle menos, así que quizá no le hará quererme más. Pero tengo esperanzas.
Cathy Minami, estudiante de tercer curso:
Cualquiera que diga que el movimiento pro cali es bueno para las mujeres está repitiendo la propaganda de todos los opresores: que la subyugación en realidad es protección. Los partidarios de la cali quieren demonizar a las mujeres que poseen belleza. La belleza puede proporcionar tanto placer a aquéllos que la tienen como a aquéllos que la perciben, pero el movimiento pro cali hace que las mujeres se sientan culpables de obtener placer por su aspecto. Es una nueva estrategia patriarcal para suprimir la sexualidad femenina, y una vez más, demasiadas mujeres se la han tragado.
Por supuesto que la belleza ha sido usada como herramienta de opresión, pero eliminar la belleza no es la respuesta; no se puede liberar a la gente estrechando el marco de su experiencia. Eso es claramente orwelliano. Lo que se necesita es un concepto de belleza centrado en la mujer, uno que permita que todas las mujeres se sientan bien consigo mismas en lugar de hacer que la mayoría se sienta mal.
Lawrence Sutton, estudiante de cuarto curso:
Yo sé perfectamente de lo que estaba hablando Walter Lambert en su discurso. No lo hubiera expresado de esa forma, pero llevo un tiempo sintiéndome así. Me hice la cali hace un par de años, mucho antes de que surgiera esta iniciativa, porque quería poder concentrarme en cosas más importantes.
No quiero decir que sólo piense en el trabajo académico; tengo novia, y nuestra relación va bien. Eso no ha cambiado. Lo que ha cambiado es mi relación con la publicidad. Antes, cada vez que pasaba ante un kiosko o veía un anuncio, podía sentir cómo atraía un poco mi atención. Era como si estuvieran intentando excitarme contra mi voluntad. No me refiero necesariamente a una excitación sexual, sino que estaban intentando atraerme a nivel visceral. Y yo me resistía automáticamente, y volvía a lo que fuera que estuviera haciendo antes. Pero era una distracción, y resistirme a esas distracciones consumía una energía que podría haber estado usando para otra cosa.
Pero ahora, con la cali, no siento ese tirón. La cali me liberó de esa distracción, me devolvió la energía. Así que estoy totalmente a favor.
Lori Harber, estudiante de tercer año de la universidad de Maxwell:
La cali es para los cobardicas. Mi actitud es devolver la pelota. Volverme radicalmente fea. Eso es lo que la gente guapa tiene que ver.
Hice que me quitasen la nariz hace ahora un año. Es más problemático de lo que parece, en términos de cirugía; para conservar la salud, hay que recolocar algunos de los pelos más adentro para que atrapen el polvo. Y el hueso que ven (da golpecitos con la uña) no es de verdad, es cerámica. Dejar el auténtico hueso al aire es un grave riesgo de infección.
Me gusta desconcertar a la gente; a veces llego a quitarle el apetito a alguien mientras come. Pero desconcertar a la gente no es mi objetivo. Mi objetivo es que la fealdad puede vencer a la belleza en su propio juego. A mí me miran más que a una mujer hermosa cuando voy por la calle. Si me ven junto a una modelo de video, ¿en quién se fijarían antes? En mí, claro. No desearán hacerlo, pero lo harán.
Tamera Lyons:
Garrett y yo volvimos a hablar anoche, y empezamos a comentar, en fin, si alguno de nosotros estaba saliendo con alguien. Yo hice como que no le daba importancia, le dije que había salido con algunos chicos, pero nada grave.
Así que le pregunté lo mismo. Él se puso como avergonzado, pero al final dijo que le estaba costando más hacerse amigo de las chicas de la universidad, más de lo que pensaba. Y ahora está pensando que es por su aspecto.
Yo le dije: «Ni hablar», pero en realidad no sabía qué decir. Una parte de mí estaba contenta de que Garrett aún no estuviera viendo a nadie más, y otra parte lo sentía por él, y otra estaba sencillamente sorprendida. Quiero decir que es listo, es divertido, y es un gran chico, y no lo digo sólo porque saliera con él. En el instituto era muy popular.
Pero entonces me acordé de lo que Ina dijo sobre Garrett y yo. Supongo que ser listo y divertido no supone que estés al mismo nivel que alguien, sino que tienes que ser también igual de atractivo. Y si Garrett ha estado hablando con chicas que son bonitas, quizá ellas no sientan que él esté a su nivel.
No insistí en ello cuando estábamos hablando, porque no creo que el quisiera hablar demasiado sobre eso.
Pero luego pensé que, si decidimos hacer una visita, debería ser yo quien fuera a Northrop para verle en lugar de hacer que venga él. Evidentemente, estoy esperado que suceda algo entre nosotros, pero también pensé que quizá, si la gente de su universidad nos ve juntos, puede que se sienta mejor. Porque sé que a veces eso funciona: si sales con una persona atractiva, te sientes atractivo, y los demás piensan que lo eres. No es que yo sea superatractiva, pero creo que a la gente le gusta mi aspecto, así que pensé que podría ayudarle.
Ellen Hutchinson, profesora de sociología de Pembleton:
Admiro a los estudiantes que están apoyando esta iniciativa. Su idealismo me alegra, pero tengo sentimientos ambiguos respecto a su objetivo.
Como todas las personas de mi edad, he tenido que aceptar los efectos del tiempo sobre mi aspecto. No fue fácil acostumbrarse a ello, pero he llegado a un punto en el que estoy satisfecha con mi aspecto. Aunque no puedo negar que tengo curiosidad por ver cómo sería una comunidad de sólo cali; quizá en ella una mujer de mi edad no se volvería invisible cuando una joven entra en la habitación.
Pero, ¿hubiera deseado adoptar la cali cuando yo era joven? No lo sé. Estoy segura de que me hubiera ahorrado parte de la angustia que sentí por envejecer. Pero a mí me gustaba mi aspecto cuando era joven. No hubiera querido renunciar a eso. No estoy segura de si, al envejecer, hubo nunca un punto en el que las ventajas hubieran superado al coste.
Y estos estudiantes puede que nunca pierdan la belleza de la juventud. Con las terapias genéticas que están saliendo ahora, probablemente tendrán un aspecto juvenil durante décadas, quizá incluso su vida entera. Puede que nunca tengan que acostumbrarse a los cambios que yo sufrí, en cuyo caso el adoptar la cali ni siquiera les salvaría del dolor más adelante. Así que la idea de que puedan renunciar voluntariamente a uno de los placeres de la juventud es casi mortificante. A veces quiero sacudirles y decirles: «¡No! ¿No os dais cuenta de lo que tenéis?».
Siempre me ha gustado la disposición de la gente joven a luchar por sus creencias. Ésa es una de las razones por las que nunca he creído realmente en el cliché que dice que la juventud está malgastada en los jóvenes.
Pero esta iniciativa haría que ese cliché estuviera más cerca de la realidad, y detestaría que eso sucediera.
Joseph Weingartner:
He probado la caliagnosia durante un día; he probado una amplia gama de agnosias durante periodos limitados. La mayoría de los neurólogos lo hacemos para poder entender mejor estas afecciones y empatizar con nuestros pacientes. Pero yo no podría adoptar la caliagnosia a largo plazo, aunque sólo sea porque tengo que atender a mis pacientes.
Existe una ligera relación entre la caliagnosia y la habilidad para evaluar visualmente la salud de una persona. Ciertamente, no le hace a uno ciego ante cosas como el tono de la piel, y un caliagnósico puede reconocer síntomas de enfermedad como cualquier otra persona; eso es algo de lo que la cognición general se ocupa perfectamente. Pero los médicos necesitan ser sensibles ante pistas muy sutiles cuando evalúan a un paciente; a veces se usa la intuición cuando se realiza un diagnóstico, y la caliagnosia sería un obstáculo en esas situaciones.
Por supuesto, sería poco sincero si dijera que la necesidad profesional es lo único que me detiene a la hora de adoptar la caliagnosia. La pregunta relevante sería: ¿elegiría yo la caliagnosia si no hiciera más que investigación de laboratorio y nunca tuviera que tratar con pacientes? Y a eso, mi respuesta es no. Como mucha otra gente, disfruto viendo una cara bonita, pero me considero lo suficientemente maduro como para no dejar que eso afecte a mi juicio.
Tamera Lyons:
No puedo creerlo, Garrett hizo que le volvieran a encender la cali.
Estábamos hablando anoche por teléfono de cosas normales, y le pregunto si quiere cambiar a video. Y él dice: «Vale», así que lo hacemos. Y entonces me doy cuenta de que no me mira de la misma forma en que me miraba antes. Así que le pregunto si todo va bien, y entonces me cuenta lo de volver a hacerse la cali.
Dijo que lo había hecho porque no estaba contento con su aspecto. Yo le pregunté si alguien había dicho algo sobre eso, porque él no debería hacer caso, pero él dijo que no era por eso. Lo que pasa es que no le gustaba cómo se sentía cuando se veía en el espejo. Así que yo dije: «¿De qué estás hablando? Eres muy mono». Intenté que le diera otra oportunidad, diciéndole cosas como que debía pasar más tiempo sin cali antes de tomar ninguna decisión. Garrett dijo que lo pensaría, pero no sé qué es lo que va a hacer.
En fin, luego estuve pensando en lo que le había dicho. ¿Se lo dije porque no me gusta la cali, o porque quería que viera mi aspecto? Quiero decir, por supuesto que me gustaba cómo me miraba, y esperaba que condujese a algo, pero no es como si estuviera siendo incoherente, ¿no? Si siempre hubiera estado a favor de la cali, pero hiciera una excepción en el caso de Garrett, eso sería diferente. Pero estoy en contra de la cali, así que no se trata de eso.
Oh, ¿a quién quiero engañar? Quería que Garrett se apagase la cali para mi propio beneficio, no porque sea anti cali. Y ni siquiera es que yo sea anti cali, más bien estoy en contra de que la cali sea un requisito de acceso. No quiero que nadie más decida que la cali me conviene: ni mis padres, ni una organización estudiantil. Pero si alguien decide que quiere la cali para sí mismo, eso me parece muy bien. Así que debería dejar que Garrett decidiera por él mismo, bien lo sé.
Pero es frustrante, quiero decir, tenía todo este plan organizado, que Garrett me encontraría irresistible, y que se daría cuenta de que había cometido un error. Así que estoy decepcionada, eso es todo.
Del discurso de María de Souza el día antes de la votación:
Hemos alcanzado el punto en el que podemos empezar a modificar nuestras mentes. La pregunta es: ¿cuándo resulta apropiado que lo hagamos? No deberíamos aceptar de forma automática que lo natural es mejor, ni deberíamos presumir de forma automática que podemos mejorar lo que la naturaleza nos ha dado. Es cosa nuestra decidir qué cualidades valoramos, y cuál es la mejor forma de conseguirlas.
En mi opinión, la belleza física es algo que ya no necesitamos.
La cali no significa que nunca más consideraréis a alguien hermoso. Cuando veis una sonrisa sincera, veis belleza. Cuando veis un acto de valor o de generosidad, veis belleza. Sobre todo, cuando miráis a alguien a quien amáis, veis belleza. Lo único que hace la cali es impedir que os distraigan las superficies. La auténtica belleza es lo que veis con los ojos del amor, y eso es algo que nada puede ocultar.
Del discurso emitido por Rebecca Boyer, portavoz de Ciudadanos para la Nanotecnología Ética, el día antes de la votación:
Puede que sea posible crear una sociedad de cali pura en un entorno artificial, pero en el mundo real, nunca se conseguirá una aplicación del cien por cien. Y ésa es la debilidad de la cali. La cali funciona perfectamente si todo el mundo la tiene, pero con que no la tenga una sola persona, esa persona se aprovechará de todas las demás.
Siempre habrá gente que no se haga la cali; eso está claro. Sólo hay que pensar en lo que esa gente podría hacer. Un director podría ascender a empleadas atractivas y dejar de lado a las feas, y nadie se daría cuenta. Una profesora podría dar buenas notas a los estudiantes atractivos y notas bajas a los feos, pero nadie se daría cuenta.
Toda la discriminación que tan odiosa resulta podría tener lugar sin que nadie se diera cuenta.
Por supuesto, es posible que esas cosas no sucedan. Pero si siempre pudiéramos fiarnos de todo el mundo, a nadie se le hubiera ocurrido inventar la cali. De hecho, las personas que tienden a ese tipo de comportamiento lo pondrán en práctica aún más una vez que no haya ninguna posibilidad de que les pillen.
Si os repele ese tipo de aspectismo, ¿cómo podéis permitiros adoptar la cali? Sois precisamente el tipo de persona que hace falta para llamar la atención sobre ese comportamiento, pero si tenéis cali, no seréis capaces de reconocerlo.
Si queréis luchar contra la discriminación, mantened los ojos abiertos.
De un programa de EduNoticias:
La iniciativa de caliagnosia de la universidad de Pembleton fue derrotada por un porcentaje del sesenta y cuatro por ciento contra el treinta y seis por ciento.
Las encuestas indicaban que la mayoría apoyaba la iniciativa hasta unos días antes de la votación. Muchos estudiantes que eran partidarios de la iniciativa dicen que se lo pensaron mejor después de ver el discurso de Rebecca Boyer de Ciudadanos para la Nanotecnología Ética, a pesar de haberse revelado que el CNE había sido fundado por las empresas de cosméticos para oponerse al movimiento pro caliagnosia.
Maria de Souza:
Por supuesto que es una decepción, pero inicialmente pensábamos que la iniciativa tenía pocas posibilidades. Ese periodo en el que la mayoría la apoyaba fue pura buena suerte, así que no puede decepcionarme demasiado que la gente cambie de idea. Lo importante es que todo el mundo está hablando sobre el valor del aspecto, y cada vez más gente piensa seriamente sobre la cali.
Y no vamos a detenernos; de hecho, los próximos años serán muy interesantes. Un fabricante de spex acaba de sacar una nueva tecnología que podría cambiarlo todo. Ha conseguido implantar marcadores de posicionamiento somático en unas spex, calibrados de forma personalizada para cada persona. Eso quiere decir que no hace falta ni casco ni acudir al médico para reprogramar el neurostat; basta con ponerse las spex y lo puede hacer uno mismo.
Es decir, que se podrá apagar y encender la cali cada vez que uno quiera.
De esta forma, no tendremos el problema de que la gente sienta que debe renunciar completamente a la belleza. En vez de eso, podemos defender la idea de que la belleza es apropiada en ciertas situaciones y no en otras.
Por ejemplo, la gente podría activar la cali cuando esté trabajando, y desactivarla cuando esté con los amigos. Creo que la gente acepta que la cali tiene sus ventajas, y la elegirá al menos a tiempo parcial.
Yo diría que el objetivo último es que la cali sea considerada la forma apropiada de comportamiento entre personas educadas. La gente siempre puede desactivarse la cali en privado, pero la posición para la interacción pública sería estar libres del aspectismo. Apreciar la belleza se convertiría en una interacción consensuada, algo que sólo se hace cuando ambas partes, el observador y el observado, están de acuerdo.
De un programa de EduNoticias:
Últimas noticias sobre la iniciativa de caliagnosia de Pembleton: EduNoticias ha sabido que se usó una nueva forma de manipulación digital en la emisión del discurso de la portavoz del CNE, Rebecca Boyer.
EduNoticias ha recibido unos archivos de los Guerreros SemioTécnicos que contienen lo que parecen ser dos versiones del discurso: la original, obtenida de los ordenadores de Wyatt/Hayes, y la versión emitida. Los archivos también incluyen el análisis de los Guerreros SemioTécnicos de las diferencias entre las dos versiones.
Las discrepancias son fundamentalmente mejoras de la entonación vocal, la expresión facial y el lenguaje corporal de la señora Boyer. Los espectadores que ven la versión original opinan que la actuación de la señora Boyer es buena, mientras que los que ven la versión manipulada opinan que su actuación es excelente, describiéndola como extraordinariamente dinámica y persuasiva. Los Guerreros SemioTécnicos concluyen que Wyatt/Hayes ha desarrollado un nuevo software capaz de ajustar con precisión las señales paralingüísticas para maximizar la respuesta emocional que se desea evocar en los espectadores. Esto incrementa drásticamente la efectividad de un discurso grabado, especialmente cuando se ve por spex, y su uso en la emisión del CNE probablemente hizo que muchos partidarios de la iniciativa de caliagnosia cambiasen el sentido de su voto.
Walter Lambert, presidente de la Asociación Nacional de Caliagnosia:
En toda mi carrera, sólo he conocido a un par de personas que tienen el tipo de carisma que proporcionaron a la señora Boyer en ese discurso. Esa clase de persona emite una especie de campo de distorsión de la realidad que le permite convencerle a uno de casi cualquier cosa. Uno se siente conmovido por su mera presencia, y está dispuesto a abrir la cartera o a acceder a cualquier cosa que pida. Luego uno recuerda todas las objeciones que tenía, pero para entonces, habitualmente, es demasiado tarde. Y estoy realmente asustado ante la idea de que las corporaciones sean capaces de generar ese efecto con software.
De lo que se trata es de que esto es otro tipo de estímulo supernormal, como la belleza intachable pero aún más peligroso. Teníamos una defensa contra la belleza, y Wyatt/Hayes ha contraatacado a otro nivel. Y protegernos de este tipo de persuasión va a ser muchísimo más difícil.
Hay un tipo de agnosia tonal llamada aprosodia que hace que uno sea incapaz de oír la entonación de la voz; lo único que se oye son las palabras, no la forma en que se pronuncian. También existe una agnosia que evita que uno reconozca expresiones faciales. Adoptar estas dos pueden protegerle a uno de este tipo de manipulación, porque sólo podría juzgar un discurso sobre la base de su contenido; la pronunciación sería invisible. Pero no puedo recomendar estas agnosias. El resultado no se parece nada a la cali. Si no se puede oír el tono de voz ni leer la expresión de alguien, la habilidad para interactuar con otros queda mutilada. Sería una especie de autismo altamente funcional. Algunos miembros de la ANC están adoptando ambas agnosias como forma de protesta, pero nadie espera que haya mucha gente que siga su ejemplo.
Esto significa que una vez que el uso de este software se extienda, vamos a enfrentarnos a discursos extraordinariamente persuasivos por todas partes: anuncios, notas de prensa, evangelizadores… Oiremos las alocuciones más conmovedoras dadas por políticos o generales desde hace décadas. Incluso los activistas y los provocadores culturales los usarán, sólo para seguir a la altura de los poderes establecidos. Una vez que el alcance de este software se haga suficientemente amplio, incluso las películas lo usarán: la habilidad de un actor dejará de importar, porque la actuación de todos será impresionante.
Pasará lo mismo que sucedió con la belleza: nuestro entorno se saturará de estímulos supernormales, y esto afectará nuestra interacción con la gente real. Cuando todos los presentadores de todos los programas tengan la presencia de Winston Churchill o Martin Luther King, comenzaremos a considerar que la gente normal, con su uso ordinario de señales paralingüísticas, es imprecisa y poco persuasiva. Nos sentiremos cada vez menos satisfechos con las personas con las que interactuamos en la vida real, porque no serán tan interesantes como las proyecciones que veremos por las spex.
Sólo espero que esas spex para reprogramar el neurostat salgan pronto a la venta. Entonces quizá podamos animar a la gente a adoptar las agnosias más fuertes sólo cuando estén viendo el video. Ésa puede ser la única forma para que podamos preservar la auténtica interacción humana: si ahorramos nuestras respuestas emocionales para la vida real.
Tamera Lyons:
Sé lo que van a pensar cuando oigan esto, pero… bueno, estoy pensando en volver a hacerme encender la cali.
En cierta forma, es a causa de ese video de CNE. No me refiero que me vaya a hacer la cali sólo porque las compañías de maquillaje no quieran que la gente lo haga y esté furiosa con ellas. No es por eso. Pero es difícil de explicar.
Sí que estoy furiosa con ellas, porque usaron una trampa para manipular a la gente; no estaban jugando limpio. Pero eso me hizo darme cuenta de que yo estaba haciéndole lo mismo a Garrett. O quería hacerlo, al menos. Estaba intentando usar mi aspecto para conseguir que volviera conmigo. Y en cierta forma eso tampoco es jugar limpio.
No quiero decir que yo sea tan mala como los publicistas. Yo quiero a Garrett, y ellos sólo quieren ganar dinero. Pero, ¿recuerdan cuando hablaba de que la belleza es una especie de hechizo mágico? Te da una ventaja, y creo que es muy fácil usar mal algo así. Y lo que la cali hace es volver a una persona inmune a ese tipo de hechizo.
Así que imagino que no debería sentarme mal que Garrett prefiera ser inmune, ya que de entrada yo no debería estar intentando obtener una ventaja. Si vuelvo con él, quiero que sea jugando limpio, porque él me quiera por mí misma.
Lo sé, sólo porque él se haya vuelto a encender la cali no quiere decir que yo deba hacerlo. Me lo he pasado muy bien viendo el aspecto de las caras. Pero si Garrett va a ser inmune, creo que yo debería serlo también. Para estar igualados, ¿entienden? Y si volvemos a estar juntos, quizá nos compremos esas spex nuevas de las que habla todo el mundo. Entonces podremos apagarnos la cali cuando estemos solos él y yo.
Y supongo que la cali también tiene sentido por otras razones. Esas empresas de maquillaje y toda esa gente están intentando crear necesidades que uno no tendría si estuvieran jugando limpio, y eso no me gusta. Si voy a sentirme deslumbrada viendo un anuncio, será cuando me apetezca, no cuando me lo pongan por delante. Aunque no voy a hacerme esas otras agnosias, como la tonal, al menos no todavía. Quizá cuando salgan las nuevas spex.
Esto no quiere decir que esté de acuerdo con que mis padres me criasen con cali. Sigo pensando que se equivocaban; pensaban que librarse de la belleza ayudaría a construir una utopía, y yo no creo en todo eso. La belleza no es el problema, el problema es que algunas personas la usan con malos fines. Y eso es para lo que sirve la cali; te permite protegerte contra eso. No sé, quizá éste no fuera el problema en la época de mis padres. Pero es algo con lo que tenemos que tratar hoy en día.