El propio nomadismo y desclasamiento de Lispector (se casó con un diplomático pero siempre escribió desde una desubicación esencial) es el rumor de fondo que discurre bajo el discurso de la escritora G. H., a la búsqueda de una identidad: “Lo indecible me será dado solamente a través del lenguaje”. La escultora y mujer de mundo G. H., ahora recluida en su apartamento, se habla a sí misma, mientras aprende a redesignar el mundo, y se dirige a un lector imaginario y por fin a su Dios desde el cuarto vacío de la criada. El desdoblamiento de la narradora y su búsqueda de sentido mediante el acto del habla, constituyen el único territorio seguro frente al desmoronamiento de lo real.»
El libro es breve, con una extensión de 156 páginas, y es fácil de encontrar en librerías y bibliotecas.
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